ALVARO VANEGAS plasma en esta novela historias verídicas, sacadas de la realidad y la imaginación de su desenlace; aquí, dos mujeres se desvanecen sin dejar rastro en un pueblo de la costa colombiana. Nicole, su mejor amiga, decide viajar hasta allí para descubrir su paradero… pero lo que encuentra no es de este mundo.
Una novela que utiliza un monstruo de nuestra mitología para exponer los horrores que cometemos los humanos.
100%Noticias www.canicaradio.com│ En Pueblo Escondido hay un misterio desde hace siglos: periódicamente las mujeres desaparecen. Todo indica que el culpable es un monstruo que se alimenta de carne humana. Un monstruo que solo puede actuar con la complicidad de una sociedad entera, un ser que está tan naturalizado que lo hemos bautizado en nuestra propia mitología: el Mohán.
Dos mujeres se desvanecen sin dejar rastro en un pueblo de la costa colombiana. Nicole, su mejor amiga, decide viajar hasta allí para descubrir su paradero… pero lo que encuentra no es de este mundo.
En Pueblo Escondido hay un misterio desde hace siglos: periódicamente las mujeres desaparecen. Todo indica que el culpable es un monstruo que se alimenta de carne humana.
Un monstruo que solo puede actuar con la complicidad de una sociedad entera, un ser que está tan naturalizado que lo hemos bautizado en nuestra propia mitología: el Mohán.
ALGUNOS FRAGMENTOS
“Nicole era una mujer obstinada, así que cuando dijo que iría a investigar a Pueblo Escondido, ni siquiera Adán, su hermano, hizo un gran esfuerzo para convencerla de quedarse en Bogotá y esperar a que la investigación avanzara. «No seas iluso, hermanito», dijo ella, «no están investigando nada». Y aunque no había pruebas de que la Fiscalía hubiera abandonado la búsqueda de Mónica y Oriana, la verdad era que tanto él como Horacio —y sus familias— pensaban lo mismo: esa supuesta investigación no era más que una fachada, algo que mostrarles a los medios, pero, en realidad, habían dejado de buscar desde mucho tiempo atrás, si era que alguna vez las habían buscado. Nicole, por otro lado, estaba convencida de que su hermano y el mejor amigo de él podían ser cualquier cosa, menos feminicidas, y si tenía que arriesgar su integridad para probarlo, lo haría. Sin embargo, cuando lo pensaba con detenimiento, llegaba a la horrible conclusión de que siempre estaba la posibilidad de descubrir que los dos hombres a los que pretendía defender con tanta vehemencia resultaran ser un par de maltratadores y asesinos; pero prefería no pensar en eso y, fuera como fuera, resultara lo que resultara, por lo menos tendría alguna clase de claridad respecto a lo sucedido.”
“En Pueblo Escondido se comportaban de manera diametralmente opuesta, con la prevención típica de los bogotanos, pero mucho más agresivos. Nicole había evitado de manera deliberada pensarlo, pero ya no fue posible: Qué jodido pueblo tan raro.”
PUEBLO ESCONDIDO: DONDE HABITAN LOS ESPANTOS
“No fue fácil llegar. Lo intenté dos veces y en ambas me fue imposible encontrarlo, así que me dediqué a investigar, pero eso también fue difícil; son pocas las personas que han escuchado sobre Pueblo Escondido, y las que sí responden con evasivas o actúan como si no tuvieran idea de lo que les estás hablando. Finalmente pude visitar este pueblo maldito, no una, sino tres veces.
Todo lo que contaré está basado en averiguaciones propias o en testimonios de personas que aseguran estar diciendo la verdad. Les puedo jurar, por ejemplo, que
Los dados de Andras existen. Yo los vi, los tuve en mi mano y, aunque no quise jugar, dos personas muy cercanas lo hicieron y jamás volví a saber de ellas. Es como si sencillamente se hubieran evaporado.
Lo que estás a punto de leer no es algo que puedas comprobar con facilidad, pero es real, por desgracia. Si tú, que lees esto, hubieras vivido lo que yo viví, te garantizo que también estarías convencido de que todo es real. Estoy seguro.
En el departamento de Bolívar está ubicado el municipio de Pueblo Escondido, un lugar enigmático en el que cualquier turista podría pasar unos cuantos días desconectado del caos típico de las ciudades grandes… ¿o no?
Pues no, señoras y señores, no es tan sencillo. Resulta que Pueblo Escondido es, palabras más, palabras menos, el infierno. Y no exagero.
Pero antes de ampliar esta información, una advertencia: si eres mujer, lo mejor es que jamás te acerques a Pueblo Escondido, lo digo muy en serio. Allá corres peligro: es probable que nunca salgas.”
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