EL AMOR DE UN LEOPARDO HACÍA UNA VACA…

Adaptación:  RODRIGO Ariza

Esta es una historia de “No te lo puedo creer”, pero a la luz de la inteligencia animal, estos le están dando catedra a los humanos.

Está comprobado que los animales son más sensibles, más agradecidos, más detallistas, más expresivos, más leales, más fieles, mejor compañía, que muchos de los seres humanos.

Les invitamos a leer y compartir esta corta historia, que así nos parezca sacada de la ficción, es real y nos enseña cómo debemos comportarnos.

La paz se respiraba en las acaloradas noches del campo en una espesa llanura, donde la luna dibujaba siluetas como puesta de acuerdo con las sombras de los frondosos árboles.

Dentro de una casa hecha de bareque y palma seca, descansaba plácidamente una pareja de campesinos; esa noche el dueño de la tierra, cultivador desde niño y amante de los quehaceres del campo, había preparado la cámara de su celular para grabar lo que por las noches se aproximaba al rancho que hacía que los perros ladraran con insistencia.

El campesino y su mujer temían porque algo le pudiera suceder a la vaca, la misma que aportara varios litros de leche al día.

Esa noche, confiados en que con la cámara iban a saber de qué se trataba lo que colocaba a los perros en semejante bulla, la pareja de esposos se entregó a la práctica del amor y no los desconcentraba ni los ensordecedores ladridos de sus 8 perros.

Los primeros destellos del sol entraron por las hendijas del rancho y el canto de los gallos, al igual que el trinar de las aves, daban aviso del nacimiento de un nuevo día; el campesino se levanta de su cama y se dirige al patio de atrás donde una alberca repleta de agua fresca y fría lo esperaba.

Su esposa ya había corrido a la cocina a prepararle los primeros tragos del día: una deliciosa taza de café, endulzada con panela. Después vendría el desayuno.

Mientras ella en la cocina y sobre la hornilla colocaba las arepas de maíz que minutos antes amasó y revolvía los huevos para servirlos a la mesa acompañados de un pocillo de delicioso chocolate, el hombre de la casa fue por su celular para salir de la curiosidad de que era lo que en las noches visitaba el entorno de su rancho.

La sorpresa de lo que sus ojos veían era tal que, grito el nombre de su esposa para que viera también lo que había captado con la cámara de su celular… las imágenes que vio eran increíbles.

En las noches un leopardo se acercaba al rancho, con la única idea de visitar a la vaca, el felino se acerca a la res y esta corresponde a su visita, lamiéndole la cabeza.

El campesino y su mujer no podían dar crédito a lo que sus ojos veían y de inmediato acordaron ir a hablar con quién hacía veinte días les había vendido la vaca.

Luego de caminar unos 90 minutos, la pareja de campesinos llegan donde su vecino, después de plantearle su inquietud, el hombre que les vendió la vaca les narra lo siguiente:

“Vecinos, sucedió hace como ocho meses cuando aparecieron unos muchachos por aquí y una noche se fueron de cacería y mataron de un tiro de escopeta a una leopardo que acababa de dar cría, los despiadados muchachos se llevaron al animal muerto como trofeo y al día siguiente con mi hijo encontramos al cachorro solo y con hambre, sin saber que hacer lo trajimos para el rancho y fue la vaca la que lo amamantó.

Desde entonces, el leopardo piensa que la vaca es su madre. Y viene en las noches a verla y duerme a su lado”.

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Enseñanza: La gratitud nos hace ser personas importantes e indispensables, la amistad es un lazo que une y la gratitud es el nudo que ata para que ese lazo sea más fuerte.

En el camino de la vida aparecen personas que marcan la diferencia frente a otras, es importante demostrarles a esas personas cuanto las amamos y cuan importantes son en nuestro caminar…          RODRIGO Ariza / Editor General