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COLOMBIA RECUERDA AL FALSO EMBAJADOR DE LA INDIA

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Por Rodrigo Ariza

Editor general

  • Han pasado 63 años luego de la farsa del seminarista que se hizo pasar por diplomático, los habitantes de Neiva no olvidan la vergüenza.
  • Los casos de falsedad y arribismo se repiten en Colombia y cada caso de estos debería ser juzgado.
  • En este artículo la definición de “arribismo” y lo que dice el código penal en el Artículo 296,para quienes cometen estos delitos.
  • Vale citar las palabras bíblicas: “Y conoceréis la verdad y ésta os hará libres”. No hay que comer cuento y más bien denunciar estas situaciones…

CANICA News │ Actualidad. Colombia en su historia que data como estado, desde el 20 de julio de 1810, ha vivido situaciones de gloria y algunas otras de vergüenza; los libros de historia y los documentos existentes nos hablan del periodo comprendido desde 1810 hasta 1816, lapso de tiempo llamado despectivamente como Patria Boba.

Aunque este fue un periodo de terror, el país no ha dejado de ser un territorio de ignorantes, protagonistas de historias risibles y absurdas, como lo acontecido en la ciudad de Neiva en 1962, hace ya 63 años. En aquella época, un seminarista de nombre Jaime Torres Holguín fue quien se burló de las autoridades y de los incautos habitantes de la capital de Huila, haciéndose pasar por un diplomático de India, un país con el cual Colombia no tenía relaciones comerciales ni políticas.

Lo que este seminarista generó en ese momento, se quisiera hoy, poder ser borrada de la memoria de sus víctimas, aunque algunos de ellos ya han muerto, aquella “delicada” farsa parece tomar vida, pues Jorge Villamil compuso una canción que fue interpretada y grabada por Emeterio y Felipe “Los Tolimenses”, y también se hizo una exitosa película inspirada en el “Falso Embajador de la India”.

Coloquemos el retrovisor y conozcamos o recordemos lo que sucedió en aquel año: “En 1962, en Neiva, estaban esperando a un diplomático. Por esos días Jaime Torres Holguín que estudiaba en el seminario de Garzón (Huila), regresaba a Neiva en el autoferro y, sin medir las consecuencias y por dárselas de vivo o de chistoso, se puso a hablar en un inglés mal hablado, aquellas palabras llamaron la atención de los demás ocupantes del autoferro, quienes le creyeron cuando les dijo que él “era el embajador de la India, pero que no debían decirle a nadie porque disque estaba en una misión incógnita”.

Tráiler de la película “El Embajador de la India”:

Para aquellos días, Jaime Torres Holguín tenía 28 años, hablaba con regularidad varios idiomas y dominaba una labia que convencía; era de esas personas que les gusta hablar más de lo usual y engañar para conseguir respeto e infundir temor.

Ya el falso diplomático había llevado muy lejos su mentira, y los mismos habitantes de Neiva le creyeron y le permitieron que se aprovechara. Es aquí donde surge un interrogante, ¿por qué nadie investigo y revisó si en verdad era un embajador?

Jaime Torres Holguín utilizó esta mentira no solo para burlarse de los bobos que le creyeron en el autoferro, también se hizo hospedar en el hotel más lujoso de Neiva, recibió atenciones del gobernador, del coronel, asistió invitado a los mejores restaurantes, fue llevado a paseos, fue ovacionado y aplaudido por los neivanos, recibió condecoraciones militares, cortejó a las jovencitas más lindas de la ciudad, recibió ostentosos regalos y bebió los mejores licores de los estantes de las familias más reconocidas e importantes de Neiva.

Este charlatán, embaucador y mentiroso, se valió sólo de una sábana amarrada a la cabeza, con la que improvisó un turbante, logrando engañar a los habitantes de Neiva.

Cuatro días fueron suficientes para que Jaime Torres Holguín viviera una vida que sólo en su mente retorcida había imaginado, al cuarto día se cumplió el dicho que versa, “entre cielo y tierra nada queda oculto” o “cae más fácil un mentiroso que un ciego”, o “la mentira se cae por su peso”; los cuatro días de buena vida, no se pueden comparar con el repudio de la gente y con los días de privación de la libertad que las autoridades le impusieron.

Y es que la ‘usurpación’ de cargos y dignidades, al igual que la suplantación de identidad, se tipifica como un delito y es penalizado en Colombia.

Según el Código Penal, en el Artículo 296. Falsedad personal versa:

El artículo 296 del Código Penal colombiano, titulado «Falsedad personal», hace referencia a un tipo de delito que se encuentra en el marco de los delitos contra la fe pública. La fe pública es uno de los bienes jurídicos que el derecho penal busca proteger, ya que garantiza la confianza que las personas depositan en la autenticidad de ciertos actos o documentos oficiales y en la identidad de las personas que los suscriben o realizan. Cuando se atenta contra la fe pública, como en el caso de la falsedad personal, se pone en riesgo la seguridad y la confianza de las transacciones y las relaciones entre los ciudadanos y las instituciones.

¿Qué es la falsedad personal según el Código Penal colombiano?

El delito de falsedad personal está contemplado en el artículo 296 del Código Penal de Colombia, el cual establece lo siguiente:

«El que con el fin de obtener cualquier provecho para sí o para otro, o para causar daño a otro, se atribuya falsa identidad o se atribuya identidad ajena incurrirá en prisión de dieciséis (16) a treinta y seis (36) meses, siempre que la conducta no constituya otro delito.«

Este artículo describe la falsedad personal como la acción en la que una persona asume una identidad falsa o se atribuye la identidad de otra persona con el objetivo de obtener algún tipo de beneficio o de perjudicar a otro. Es importante destacar que la pena impuesta oscila entre los 16 y los 36 meses de prisión, siempre y cuando la conducta no constituya otro delito. Esto significa que, si la falsedad personal se comete en conjunto con otro delito, el responsable podría ser juzgado también por este segundo delito, y las penas podrían acumularse.

En pleno siglo XXI tenemos que ser testigos de muchos charlatanes, mentirosos, abusivos, que engañan a una y más personas, diciendo ser lo que no son y afirmando tener cargos que no ostentan; esas personas que hablan más de la cuenta, que dicen ser dueños de propiedades, que dicen tener estudios y cargos de dignidad o justicia sin ser cierto, se les llama ARRIBISTAS.

Y para hacer de este articulo periodístico algo ilustrativo, aquí definimos lo que es el arribismo de acuerdo con la Real Academia Española:

Por lo general el arribismo implica pretender ser alguien diferente, negando u ocultando las raíces. El arribista busca pertenecer de forma inmediata a otro ámbito o círculo social, al que considera mejor o superior en comparación con el propio. Además, reniega de quienes lo acompañaban o estaban en su misma posición.

Como consecuencia del arribismo, el sujeto suele ser rechazado por su grupo de origen y, a su vez, no es aceptado en el nuevo entorno. Esto se debe a que su conducta no se vincula con el progreso natural ni con las ambiciones sanas y lógicas de desarrollarse, sino que está asociada al materialismo y el egoísmo.

Un arribista hace daño sin reparar en consecuencias, no le importa las opiniones de otros porque considera que solo él tiene la razón, inventa ser alguien y se lo cree llegando a abusar de la amistad y la confianza que en él han depositado.

Aquel que opta por el arribismo deja de lado los valores morales para conseguir, sin demoras, aquello que desea. En su camino intenta volverse influyente y acaparar poder: así, según su postura, puede alcanzar un lugar ventajoso para enriquecerse e imponer sus condiciones y su falsedad.

De los muchos casos que conozco, hay uno que merece ser sacado a la luz pública, se trata de alguien que con altivez y arrogancia ha venido engañando a una comunidad pequeña, la cual le ha creído sus mentiras y repiten lo que este individuo les ha hecho creer que es, sin serlo.

En una segunda entrega de este tema, voy a referirle este caso para que estemos atentos y no crean lo que aquellos engañadores quieren aparentar.

Mientras tanto, volvamos a la historia del falso embajador de la India.  

Basada en los hechos ocurridos en Neiva en el año 1962, donde Jaime Torres Holguín se burló de los habitantes de esa capital, unos realizadores de películas llevaron a la pantalla grande, aquella realidad que puso en vergüenza a quienes fueron engañados y tras las rejas al protagonista del engaño. Esta película que tiene por título “El Embajador de la India” fue estrenada en 1986, protagonizada por el actor Hugo Gómez y puede verse en los archivos de Señal Colombia RTVC Play.

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